Presentación en Madrid de la revista Araucaria, “expresión cultural de la resistencia chilena y de la solidaridad mundial con ella”. 1978
agosto 30, 2013 | Posted by historia under España, Exilio y solidaridad, Partido Comunista de Chile, Solidaridad por países |
Ayer se presentó en el Club Internacional de Prensa el primer número de la revista Araucaria de Chile, órgano cultural de la resistencia chilena en el exilio. Actuó en la presentación su director, el ex senador comunista Volodia Teitelboim, escritor y político de larga trayectoria en su país, y que actualmente vive en Moscú. Sobre la situación chilena y sobre el mundo cultural de la resistencia, Rosa María Pereda mantuvo con él la entrevista que sigue.
El número presentado, que es el primero de Araucaria de Chile, recoge, entre otros, temas de actualidad y estudio cultural, textos de creación de escritores latinoamericanos y diversos ensayos sobre la política del país. Destacan, entre otros, la larga entrevista con Matta, llena de conceptos imaginativos y con un lenguaje fresco y nuevo; los textos de creación, hasta ahora inéditos, de Julio Cortázar, Mario Benedetti, Volodia Teitelboim y Alfonso Alcalde; un artículo del dirigente Luis Corvalán sobre la Revolución de Octubre y todo un capítulo, sección fija de la revista que en este primer número va dedicado a las artes plásticas chilenas y en el que se hace una especial mención del museo de la Resistencia Salvador Allende. Intentamos -dijo Volodia Teitelboim a EL PAIS- que Araucaria, esta revista que presentamos hoy al mundo, sea la expresión cultural de la resistencia chilena y de la solidaridad mundial con ella. Sé que suele despertar desconfianza entre determinados medios la intervención de los políticos en el campo cultural, pero debo decirle que para nosotros es muy importante esta revista, porque va a incidir en un aspecto de la lucha que no siempre está en el primer plano de la actividad antifascista: precisamente, la cultura. Fundamentalmente, la lucha se lleva en otros terrenos: el político, la defensa de los derechos humanos, la campaña por los desaparecidos… Por eso, en este campo cultural, nosotros vamos a exigir la máxima dignidad y decoro, la mayor calidad intelectual y rigor. Tocamos el arte, la literatura, todos los aspectos de la cultura.
EL PAIS: ¿Qué tendencia política tiene la revista?
Volodia Teitelboim: Naturalmente, no es neutral. Pero repito, pese a esa sospecha que despiertan los políticos en la cultura, como si la abarataran, como si interfirieran en algo que no conocen, nosotros queremos dar lo mejor de la cultura chilena. Y está abierta a cuantos intelectuales quieran colaborar en ella. Por ejemplo, en este primer número, la entrevista de Matta da, de algún modo, el tono que queremos: el de un monumento antidogmático.
EL PAIS: Usted es político y escritor. ¿Cómo ha conjugado estas difíciles actividades?
V. T.: Sí, es cierto que he tenido una intensa vida política. Yo fui senador por el Partido Comunista chileno en el Parlamento de Allende, y había sido parlamentario otras veces. Efectivamente, la mía ha sido una larga vida política, que ha tapado la de escritor más de lo que hubiera querido … y con todo, mis novelas han sido publicadas en muchos países y en muchas lenguas. Menos en España, desdichadamente, y me temo que por razones obvias, hasta ahora.
En cuanto a la conjunción de estas dos dimensiones de mi vida, yo he dicho alguna vez que la política, era mi mujer legal y la literatura mi amante. Por supuesto, en estos casos siempre hay conflictos. Un perpetuo conflicto, que en mi caso no se planteaba a nivel de sentimientos ni de convicciones: era sólo en el plano del tiempo. El tiempo es uno sólo para el hombre, y la política en mi caso, ha sido quizá un poco demasiado absorbente. Tenía que dedicar a la literatura las horas robadas, esas que hay que conseguir. Ya le digo, por vocación, por inclinación de la personalidad, me desquito en cuanto puedo. Y no siento que haya incompatibilidad entre estas dos actividades de mi vida: todo novelista expresa su mundo completo.
Yo creo que la condición es no confundir los lenguajes. En política se habla con uno más usual, sociológico. En literatura lo fundamental es la reinvención de una lengua mucho más compleja, la frescura y la originalidad de cada palabra. La literatura que es un arte, debe mirar al fondo del hombre, y su lenguaje no puede ser el de los manifiestos.
EL PAIS: Valodia es un nombre extraño. ¿Acaso su origen es eslavo?
V. T.: No tiene mucho que ver. Volodia no es mi verdadero nombre; es un seudónimo político que uso desde los quince años… Yo me llamo Valentín, pero mi nombre fue olvidado ante la popularidad del otro. Cuando me presenté a elecciones, cuando firmé mis libros, tuve que volver al nombre de guerra de infancia que era el que la gente conocía. Lo cierto es que me siento bien dentro de él, y que el guardar el otro me ha servido mucho en muchos momentos. Sobre todo, en la clandestinidad.
EL PAIS: Se ha dicho que el Gobierno de la Unidad Popular chilena consiguió una auténtica explosión cultural.
V. T.: Sólo basta pensar que en libros que solían tirar 3.000 ejemplares, se consiguieron 40.000 ó 50.000… La editorial estatal Quimantú tenía una colección en la que aparecía un título semanal con estas tiradas. Creo que se cambió la vida de los obreros. Antes no leían nada. Entonces, entró una especialísima sed de saber, para poder participar. Y de leer, para aprender. Uno entraba en casa de cualquier obrero y en todas había su anaquel de libros.
EL PAIS: Por último, ¿cómo ve usted el futuro de Chile?
V. T.: Yo siento eso que se ha llamado optimismo histórico. Sé que el triunfo final no puede ser el del fascismo. A cuatro años y medio de su instauración en Chile, éste, que tiene características distintas al europeo, tiene pocas posibilidades de asentarse. Primero, está políticamente sólo, no tiene un partido ni ningún movimiento sindical a su favor, y está aislado. No hay que olvidar que 99 países, con regímenes completamente diferentes, acaban de condenar a la junta militar por cuarta vez, en las Naciones Unidas… En el interior, un 90 % de la población, al menos, está en contra. La postura de la Iglesia católica, excepto minorías, está asimismo en contra, y desde finales del año pasado la descomposición ha llegado al seno mismo de la Junta Militar… y no es que haya miembros demócratas, pero sienten la presión interna y hasta la exterior.